Samir Kapadia parecía ascender en Washington, pasando de una pasantía en el Capitolio a empleos en una importante fundación y una consultoría. No obstante, sus días, sentía, se habían vuelto rutinarios.
Entre tanto, amistades y familiares en India, su país de origen, todos en sus primeros veinte años, le contaban sobre sus vidas en ese país que recién avanza. Uno estaba creando un negocio de comercio electrónico; otro, una firma de relaciones públicas; otros más, una revista, una incubadora de negocios y un sitio web de chismes y acontecimientos.